Villamayor desempeñó un papel crucial en la historia de Salamanca, ya que sus canteras proporcionaron la piedra dorada que caracteriza a la mayoría de los edificios principales de la ciudad y otros en toda la provincia. La iglesia actual, dedicada a Nuestra Señora de los Remedios, fue finalizada a finales del siglo XVIII, conservando partes de la construcción románica en el tramo occidental y el muro norte. Destaca su retablo mayor, tallado en piedra por Miguel Martínez en 1776, y animado con esculturas de Fernando Gavilán Sierra, quien también creó la imagen de la hornacina de la portada. Además de su contribución en las canteras, Villamayor fue en el pasado un destacado productor de vino, alcanzando renombre en el siglo XVIII. Aún hoy, se pueden encontrar numerosas huellas de antiguas bodegas en el municipio, como la ubicada en una casa-convento en la intersección de las calles Arrabalillo y Empedrada, propiedad del Duque de Aveiro.
Las festividades locales se celebran el 2 de febrero y el 30 de mayo.