La escasa densidad demográfica ha desempeñado un papel fundamental en la preservación de la arquitectura autóctona en su forma más genuina. Se mantiene muy viva su rica herencia generacional; por ejemplo, cada 7 de diciembre, víspera de la Inmaculada Concepción, se lleva a cabo la quema de piornos en una gran hoguera. La pequeña iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora de la Inmaculada conserva sorprendentes pinturas murales medievales en su altar mayor. El municipio está rodeado por puentes de piedra y portones de gran belleza.
En cuanto a las festividades, se celebran los días 5 y 6 de agosto.